PROGRAMAS RADIALES - 8 de Enero 2006

01 - 08-01-06 luz+luz   

 

Sociedad y conciencia

 

Cada vez que se aproxima un nuevo año, los humanos, que somos nosotros, especie animal que se ha impuesto a todos los demás seres vivos que existen en este tercer planeta que llamamos Tierra, gracias a que esta especie animal no esperó para enfrentar las más adversas condiciones que la han puesto en peligro de extinción, en peligro de desaparecer, a que la naturaleza realizara por medio de los dos mecanismos con que cuenta: la herencia y la variación, base de la selección natural, las transformaciones necesarias para enfrentar el hambre, el frío, los animales salvajes que la amenazaban, sino que combinó sus fuerzas individuales agrupándose en comunidad, y en comunidad de hombres con sus fuerzas combinadas aprendió a fabricar instrumentos, a cazar, a hacer fuego, a construir casas, a trabajar la tierra, y a crear la cultura y la ciencia, y al no actuar solo sino en grupo, asociado,  en vez de esperar pasivamente que la naturaleza produjera las modificaciones que las condiciones demandaban a través de la herencia y la selección natural, que son mecanismos muy efectivos pero en ciertas circunstancias pueden resultar muy lentos, el hombre ganó tiempo y con ello ventaja en la competencia frente a los demás seres vivos y triunfó sobre todos ellos, y ha terminado poblando el mundo de millones de personas. Pero nosotros, que somos la especie animal llamada Homo sapiens, no sólo hemos conquistado el planeta al poblarlo con millones de seres humanos, sino que en esa competencia también hemos conquistado la condición de seres humanos, la condición de ser conciencia de la naturaleza, el peldaño más alto de la evolución y desarrollo de la materia en este planeta, pues al crear con el trabajo en sociedad y con instrumentos de trabajo creados por nosotros mismos, lo que se llama cultura y ciencia, nos hemos convertido en el único ser vivo que habita este tercer planeta de este sistema solar, que es uno de los tantos miles de millones de sistemas solares que hay en nuestra galaxia llamada Vía Láctea, capaz de darse cuenta de que las cosas que lo rodean existen independiente de su propia existencia, y que esa vida que les es propia a las cosas independientemente de nosotros en particular, puede ser conocida y hasta cambiada, transformada, pues con la ayuda de la ciencia puede reproducir las cosas que ya conoce y descubrir aquéllas que ignora, que es a lo que se llama tener conciencia.

Y así, cada vez que se aproxima un nuevo año, los humanos, haciendo honor a esta gran conquista que es la conciencia, que nos eleva a la condición de seres humanos, nos damos a la tarea de pasar balance de lo que hicimos en el año que termina y hacer planes de lo que haremos en el próximo año. Y he aquí que esta práctica de pasar balance y hacer planes, que se ha convertido en una actividad tan habitual que podríamos considerarla parte de la cotidianidad en el fin de año, resulta que con esta práctica estamos confirmando, una y otra vez, cada vez que la llevamos a cabo, que contrariamente a lo que pretenden los que combaten la filosofía materialista, es decir los idealistas y religiosos, los hechos están por delante de las ideas; es la práctica social, que en este caso son todos los acontecimientos ocurridos durante el año, la que genera la conciencia social, las ideas, los planes y medidas para transformar esa práctica, que en este caso serían los planes que nos damos para un próximo año.

Pero hace muchos millones de años, antes de existir el hombre moderno de hoy, esta actividad casi cotidiana de pasar balance de lo hecho y hacer planes para el futuro, que la realiza tanto el que tiene muchos conocimientos, como aquel a quien no le han permitido tener la oportunidad de disponer del gran acervo cultural con que cuenta hoy día la humanidad, tanto el que trabaja, como el que no lo hace, nuestros antepasados en la época en que todavía conservaban mucho en común con nuestros parientes los simios, no se daban cuenta de que un año pasaba y otro llagaba, lo que, dicho sea de paso, desmiente a los idealistas y religiosos que sostienen que el mundo no existe más que en nuestro pensamiento, ya que el mundo existió para nuestros antepasados aunque no tuvieran conciencia de ello.


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